La sierra del Pedroso-Bufarán, principal cordal prelitoral
del centro de Asturias, fue un importante enclave del frente asturiano
durante la guerra civil española. El dominio del estratégico paso del
puente de Peñaflor fue objeto de enconada defensa y desenfrenados ataques
que llegaron a dejar más de 600 víctimas en un sólo día. Al valor rememorativo
de este lugar, impregnado de Historia, se une el patrimonial. Abandonado
el campo de batalla, la vegetación ocultó y preservó durante tres cuartos
de siglo las obras defensivas que hoy son un extraordinario ejemplo
de la ingeniería militar de campaña, testimonio de la pérdida de tantas vidas
en una lucha fratricida que forma parte de nuestra historia más personal,
vinculadas como están a un conflicto brutal que enfrentó a nuestros
antepasado.
Las sierra de Bufarán y Pedroso constituye el
principal cordal montañoso prelitoral del área central asturiana.
Presenta una orientaciónNE-SO con el pico Friera (623 m.)
y Gorfolí (618 m) como límite septentrional, y el desfiladero
de Peñaflor, cortado por el río Nalón, como meridional. Su eje transversal
con respecto al río hace la divisoria administrativa entre los concejos
de Las Reguerras (al Este) y Candamo (al Oeste), municipios que forman
parte del grupo comarcal Camín Real de La Mesa, al que también pertenece
Illas (al Norte de la sierra) y Grado (al Sur). Cotas reseñables, además
de las ya citadas, son la peña del Cuervo (544 m.), los altos de La Llinar
(594 m) el alto de La Degollada (624,40 m.) con su vértice geodésico,
el pico Pedroso o Pedrozu (614 m.) y el Cimero (424 m.).
Desde fechas recientes esa parte de la sierra alberga una
estación eólica. Las masas forestales son más abundantes en la mitad
meridional formando bosques de pino destinados a la explotación
maderera, con elementos aislados de vegetación autóctona.
El poblamiento de la zona, que tiene como testimonio
más antiguo la presencia de numerosos túmulos sepulcrales megalíticos,
es el típico de los valles de media montaña asturiana con pequeños núcleos
de baja concentración.
La Guerra Civil dejó una fuerte impronta tanto en el paisaje
como en la memoria colectiva. El río Nalón, convertido en primera línea
de frente y el puente del desfiladero de Peñaflor como enclave estratégico
en las comunicaciones, dieron un protagonismo importante a las
elevaciones de la sierra, ocupadas por ambos bandos durante doce meses
(desde octubre de 1936 a octubre de 1937), separados en algunos
puntos por apenas unos pocos cientos de metros.
El río Dele, nace en ella y recorre toda su vertiente
occidental hasta confluir en el Nalón. Por el lado oriental nacen
los ríos Soto y Perma, también afluentes del Nalón.
Su
relieve y la cercanía al mar determinan el clima de la sierra, que
se caracteriza por temperaturas suaves, humedad y frecuencia
de nieblas. Debido a los múltiples pliegues de su orografía el aprovechamiento
agropecuario has sido durante las últimas décadas preferentemente forestal.
Los primitivos bosques autóctonos de castaños y robles fueron
dando paso a zonas de pasto, abandonadas en gran medida en el segundo
tercio del siglo XX transformándose en monte bajo que
aún predomina en la mitad norte.
La contienda bélica que asoló España entre 1936
y 1939, bautizada por algunos historiadores como “la guerra de
los mil días”, tuvo en Asturias, en cuanto a operaciones militares
se refiere, una duración menor: 15 meses, entre julio de 1936 y octubre
de1937, en los que prácticamente no hubo día sin combates de intensidad.
El control de Oviedo por parte de los sublevados durante todo el periodo
de hostilidades determinó las acciones militares llevadas
a cabo en Asturias: la ciudad permaneció cercada durante 3 meses
y luego precariamente comunicada con Galicia a través de un
estrecho “pasillo”, hasta que se produjo la victoria franquista en todo
el Norte.
Ese pasillo, o corredor, partía de Oviedo por el
Oeste hacia San Claudio y seguía en dirección a El Escamplero
para enlazar con la villa de Grado por el desfiladero de Peñaflor, cruzando
el río Nalón. Veinte kilómetros defendidos con posiciones como la
Loma del Pando, la sierra del Naranco y Villaverde, los montes de La
Trecha, Otero, Guilero, Ania, La Parra, el monte Los Pinos y en esta
sierra el pico del Arca, el Cimero, La Manga y Cotaniello (hostilizadas
también en la propia sierra por las del Pedroso, Carballinos y La
Escrita).
El río se convirtió, en su tramo bajo, desde Peñaflor
hasta su desembocadura en la ría de San Estaban, en primera línea de
frente y la zona sur de la sierra en intersección de los dos frentes,
el del Nalón, con un bando a cada lado del cauce y el frente del pasillo,
que en Peñaflor cruzaba el río, convirtiéndose por tanto la sierra en enclave
de suma importancia, pues su dominio significaba para unos el mantenimiento
del corredor Oviedo-Grado y para otros, la oportunidad de cortarlo
y aislar Oviedo.
Tras la fallida ofensiva republicana que tuvo lugar
en octubre del 36 y desembocó en el establecimiento de estos dos
frentes, el mando gubernamental preparó una nueva operación que inició
el 27 de noviembre. En la sierra, la toma del pico Cimero fue un efímero
éxito, pues la posición fue recuperada por los sublevados. La batalla
del Monte los Pinos (Grado), al otro lado del río, donde varios batallones
con el apoyo de nuevos blindados rusos, avanzaron llegando al centro de
Grado, dejó clara la vulnerabilidad del pasillo aunque sin lograr
estrangularlo.
En febrero del 37 el ejército republicano lanzó el que
pretendía ser ataque definitivo sobre Oviedo. Quince brigadas con el
apoyo de casi cien piezas de artillería, decenas de blindados, apoyo aéreo
y dos trenes blindados, atacaron la capital de Asturias
y también el pasillo de Grado. Pero el único éxito para los atacantes
fue tomar la Loma del Pando, fracasando nuevamente el intento de cortar
las comunicaciones en las inmediaciones de Peñaflor. El Ejército Popular
del Norte quedaría debilitado material y moralmente desde ese momento.
La Asturias republicana pasó entonces a la defensiva bajo el lema
“Fortificar es vencer”.
Aún intentarían tomar el pasillo en agosto, partiendo
desde las posiciones de la sierra. Fue la última ofensiva republicana
en el frente Norte. Tuvo lugar el 1 de agosto del 37 con el objetivo
de tomar las posiciones del Cimero, La Manga, Cotaniello y Arca,
defendidas por el 3º Batallón del regimiento Mérida 35 y una amalgama
de compañías de diversa procedencia (Infantería de Marina, Tercio de
Requeté Gallego, R.I. Zaragoza, R.I.Zamora, y una secc. De la 10º Compañía
de Zapadores).
Dos
divisiones de infantería llevaron el peso de la operación, la División
de Choque Asturiana y la Div. de Reserva del III Cuerpo de Ejército de Asturias, con
la División Montañesa en reserva y apoyo de artillería, aviación
y vehículos blindados.
La victoria se antojaba segura por la manifiesta superioridad
de hombres y armas, pero la operación fracasó. La artillería republicanaque
debía castigar las posiciones enemigas antes del amanecer para facilitar
el asalto de la infantería, pero esta retrasó su actuación, y no pudieron
aprovechar la oscuridad para aproximarse sin ser vistos. Además, errores
de cálculo llevaron a que el fuego de las baterías republicanas hiciera
blanco en sus propias fuerzas. La aviación gubernamental sufrió también
sufriço varios percances: dos aparatos chocaron en Gijón al colocarse
en formación y otros cuatro resultaron alcanzados por los antiaéreos
enemigos, dos de ellos derribados en el campo. No tuvieron mejor suerte
los blindados, recibidos en Cuero con fuego de un cañón antitanque. La
ofensiva dejó en una sola jornada de lucha más de 600 muertos en el campo
debatalla y una ingente cantidad de heridos.
Tras este fracaso, las fuerzas del Ejército del Norte no
emprendieron más acciones ofensivas. La campaña ordenada por Franco
en la cornisa cantábrica les obligó a mantenerse en permanente defensiva
hasta la caída del frente Norte, en octubre de 1937.
Area Recreativa de La Degollada
Hay tres senderos perfectamente señalizados, con diferentes trayectos
Cruze para visitar los primeros signos de la defensa del Pedrosu
Una de las trincheras
Nido de ametralladoras
Deposito de armamento
Recreaciòn de unas de las defensas
Acceso a uno de los bùnqueres
Ineterior del bùnquer
El acceso era bantante limitado
Parte del grupo
Valle de La Calzada
Como la ruta no era muy grande se decidiò a ir a visitar los pueblos de Bohiles y Villar de Candamo.
Grullos y parte del Nalòn
Llegando a Bohiles
Villar de Candamo
Bohiles
Corchando sidra
Fuente especial en casa de nuestra compañera Yolanda
Visita a un criadero de conejos enanos y cobayas
Villar de Candamo
Bohiles desde Villar
Plantaciòn de las famosas fresas de Candamo
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Valle de Las Ablanosas
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